eSte Es uN EsPAcio rEduCiDo De lIBertaD cReaTiva y EspeRanZa aL TrAn...

sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

martes, 9 de diciembre de 2014

Diario de una perra en Argentina (Semanas 77 y 78)



SEMANA 77
Día 540
(Recuerdos maravillosos)
            El camino se oscurece pues la noche nos alcanza y nos ciñe. Sin embargo en una mochila invisible llevamos velas y linternas, faroles, focos, faros y cuantos artefactos luminosos encontramos. Porque las estrellas distantes nos guían con sus actos, y en su ubicuidad celeste, nos enseñan a ser fuertes y valientes.
            Javi teclea en la pantalla mientras juego con Oso a las corridas. El barrio respira tranquilidad y se percibe el olor de los diferentes guisos de las casas vecinas.
            De pronto su pensamiento me llega nítido, como un chorro de imágenes. Javi recuerda las playas del sur de nuestra tierra, las del norte, el oeste y este, las montañas extraordinarias, los lagos, los pantanos, los campos y senderos recorridos, las quebradas profundas, los ríos y las pozas, los árboles imponentes que nos sobrecogieron, las piedras levantándose del suelo para que nosotros subiéramos hasta arriba, y el resto de paisajes increíbles. Cada estrella distante cuenta con su historia. Historias cargadas de luz y rebeldía, de momentos felices y también aciagos, de belleza y entendimiento, de amor y desamor y tolerancia.
            Los recuerdos se superponen, los besos y el cariño se extiende como un manto por el cielo. Desde Finisterra a Zahara de los Atunes, desde Cap de Creus hasta Matxichaco, desde  el cañón del río Lobos al pico Ocejón, desde la Selva de Oza y Aguastuertas a Sintra; y las termas de Arnedillo, y la Sierra de Albarracín, y la cueva de casares, y el barranco de la hoz, los altos de Guadarrama, Canto Cochino, Casavieja, Barbate, Rociana del condado, Novés, Almograve y Altea, El Ordial, y tantos rincones maravillosos compartidos con los astros entonces tan próximos, sentidos como ahora.
            Su luminosidad trepa a los ojos de Javi que sigue tecleando. Gos y Oso de pelean por un lugar junto a la puerta, unos niños descalzos preguntan a la humana vieja si pueden agarrar algunas ciruelas que han rodado desde el patio a la vereda. Entro despacito en casa y compruebo que Javi llora aunque sonríe, y me acomodo bajo la mesa de la cocina para repasar con él nuestra vida de allá en estos últimos años.      

Día 541
(Cuántas flores)
            En nuestro pueblo y en los campos que lo rodean nacen y crecen cientos de flores diferentes. En los viveros, miles, millones, acariciadas por la mano, tocadas por la luz del sol y el agua, llenando el aire de fragancias poderosas que guardan en su esencia las sustancias del mundo.
            Ni nariz no da abasto; tampoco mis ojos. Javi fotografía todas las que puede y aprende a distinguir las especies, a saber cómo se llaman, de dónde proceden y cuál es su destino o desempeño. Acá, donde vivimos, algunos humanos se dedican a hacer miel y diferentes productos apícolas, allá, en nuestra tierra había también muchos humanos que se dedicaban a hacer lo mismo. Javi leyó una vez que si llegaran a desaparecer las abejas el ser humano no podría sobrevivir mucho tiempo porque la diversidad de plantas se reduciría en extremo y el hambre se extendería por todos los continentes. Cada especie animal y vegetal tiene una función en el planeta, y nadie se imagina lo que podría ocurrir si cualquiera de ellas desapareciera. Los humanos, tan destructivos en su progreso, habrían de regresar al equilibrio antiguo, y anclar su avance insensato, al menos hasta que éste no resultara tan nocivo.
            Javi toca con los dedos los pétalos de una flor y sonríe. Una abeja sale de la corola llevando en sus patas el polen. Yo me acerco para olerla y mi nariz sueña con colores.

Día 542
(El Hangar)
            Javi se ha marchado a trabajar y el día se ha transcurrido en el patio sin novedades hasta su regreso. Yo he pensado que iríamos a dar nuestro paseo de costumbre, pero en vez de dirigirnos hacia la villa hemos trocado la trayectoria, caminando hacia el centro del pueblo.
            Los humanos atestaban las calles y resultaba dificil avanzar entre tantas piernas. Javi sonreía y me silbaba de cuando en cuando para que me acercara a él o me parara antes de cruzar juntos la calle. Algunos compañeros callejeros nos seguían un momento antes de volver a sus quehaceres. Todos me han llevado alguna vez dentro de sus ojos, y tal vez por ello conocen mi olor.
            Hemos llegado a un bar cerca de la plaza. Lo más curioso es que me han permitido pasar, sin tener que esperar fuera. Javi se ha acercado a la barra y ha saludado a una humana simpática que le ha servido un café a Javi y a mí me ha puesto un poco de agua en un balde. Javi se ha sentado en una mesa y ha sacado de su mochila la pantalla tecleadora. El bar estaba vacío, impoluto, con cuadros de paisajes de esta tierra colgados de las paredes y fotografías viejas. El techo es alto y extraño. En verdad el bar pareciera un tubo cortado por la mitad. Mientras Javi tecleaba la humana ha venido con nosotros a la mesa para charlar con Javi. Creo que ya se conocían de antes, porque se han puesto a enseñarse algunos de los dibujos que tienen sobre la piel y se han besado. Algunos clientes abrían la puerta para romper la calma, y Javi se ha puesto a teclear y a escuchar música.
            Los pensamientos de Javi me revelan ahora que dicho bar era antiguamente un hangar para aviones pequeños, que el dueño se lo vendió a otro humano para que lo convirtiera en edificio, y que la humana simpática es su hija. Un día coincidieron donde Javi va a hacerse los dibujos sobre la piel. Bajo la mesa observo a Javi mirándola con deseo, y ella le devuelve la mirada cuando se acerca a servir a un grupo de humanos unos porrones de cerveza fría.  

Día 543
(Hablar con las estrellas distantes)
            Javi está triste desde hace unos cuantos días. La distancia se añade a los golpes y a las adversidades que nos alcanzan. No obstante hoy dicha tristeza se transforma en compromiso.
            Después del trabajo ha pasado por un locutorio para llamar a David y Elenita. Ayer les pidió permiso con un mensaje y ha podido así escuchar sus voces insólitas. No sabía bien qué decirles. Por respeto no ha hecho pregunta alguna y se ha sentido pueril y torpe. Simplemente quería decirles que su corazón está allá con ellos, que les admira y ama, y que sentía mucho no poder estar a su lado.
            Es sencillo hablar con las estrellas distantes, porque en su luz son seres comprensivos y fraternos, seres extraordinarios con una fuerza prodigiosa, que siempre terminan riendo por más que la vida les hiera.
            La tristeza continúa y estará acechando tras las luchas interiores y exteriores. La tristeza de una estrella es tan fértil como la alegría, porque todo lo que nace dentro de ellas se transforma después en luz.

Día 544
(Joda laboral)
            Nos hemos levantado más tarde que otros días. Javi se volvía a dormir después de despertar, obligándose a un descanso necesario, pues las últimas semanas de trabajo han sido largas y cargadas de esfuerzos físicos y mentales. Los sueños se vienen repitiendo; las montañas, las cordilleras entreveradas, los mismos rostros anhelados, las mismas frases y palabras, que son fruto de la nostalgia y el deseo; estrellas distantes que se acercan al inconsciente a tocar con sus dedos luminosos la paz, amigos y familiares cautivos en la memoria, compañeros perros y otros bichos mostrando su valía, su determinismo mágico.
            Después de desayunar hemos ido al centro del pueblo. Javi necesitaba comprar algo de ropa, y hemos pasado a las galerías que se encuentran cerca de la terminal de vehículos colectivos. Yo me he tenido que quedar fuera, aunque me ha resultado provechoso, porque había varios puestos de comida y he podido así disfrutar de buenos restos y caricias. Al mediodía hemos regresado a casa y Javi ha preparado unos fideos con verduras. Luego de comer ha estado tecleando un rato entanto yo jugeteaba por el patio con Oso persiguiendo lagartijas y volcando los baldes de agua. Más tarde nos hemos echado la siesta, aunque el calor apretaba y Javi ha tenido que levantarse a prender el ventilador. Por la tarde hemos ido a pasear. La villa reventaba de humanos y perros y en los potreros los cachorros hallaban los misterios de la vida y sus metáforas. Javi se ha sentado a verlos y a escribir en su libreta. Y es que cuando uno mira un cachorro lo que está contemplando es el porvenir.
            Recién entrada la noche Javi se ha bañado, se ha afeitado, se ha puesto, por sentirse así, guapo, y se ha despedido de mí pidiéndome que me portara bien. He escuchado la puerta de casa desde el patio y enseguida he empezado a seguirle dentro de los ojos de algunos compañeros callejeros. Tras dirigirse al centro, ha llegado a aquel boliche donde fue hace unas semanas con los humanos especiales. Allá le esperaban unas compañeras de trabajo, que junto con otras que han ido apareciendo después se dibujaba una gran joda. 
             Como no quería perderme nada de lo que ocurría, he tenido que cerrar los ojos, hecha una bola bajo el galpón del fondo, y volverlos abrir para mirar con los de Javi y observar así su inmensa alegría natural desparramarse con las horas, riendo y haciendo reír, bebiendo de corrido, administrando relaidades, repartiendo besos, afianzando los cariños, puliendo los estragos, y a veces la falta de entendimiento.
            Si no ha sido el alma, al menos quiso ser el corazón. Ha llevado de este modo a las que aguantaron el plan prescrito a un concierto de blues en su bar preferido, invitándolas a todas a beber whisky con coca hasta quedarse sin plata, enamorando silenciosamente a cuantos humanos conocía y sosteniento el aire de la madrugada con sus gestos desmesurados y sus guiños inocentes. Sin dormir se ha ido a trabajar con los humanos especiales, dejando atrás nuevos amigos y alguna humana con un traspies de deseo, labios y expectativas.
            Me le imagino ahora, sin poder entender cómo es posible, compartiendo con los humanos especiales toda esta energía acumulada. Sé que cuando regrese ya no habrá día para nada más; pero me alegro que Javi viva y sueñe con tanta intensidad, y que arrastre a otros humanos a derrochar sus sentimientos más íntimos.    

Día 545
(Vuelve el frío)
            La temperatura ha bajado estrepitosamente durante la noche y esta mañana todos los bichos nos acurrucábamos para dormitar junto al galpón. La lluvia y el viento han logrado que los humanos permanecieran dentro de las casas, y por ello las calles del barrio parecían un escenario sin personajes.
            Javi ha regresado a la tarde. Ha venido con cara cansada pero feliz, y después de ir a pasear un rato y de comprar algo en el supermercado chino, ha preparado una merienda cena y se ha echado a dormir.
            Se ha dormido tan profundo que no podía escuchar los tremendos truenos ni los silbidos del viento empujando la ventana. El cielo se quebraba, pero en sus sueños Javi se resarcía caminando por la cuerda de una sierra nevada. Cuando ha comenzado a temblar me he subido con él en la cama para calentarle los pies. Me ha abrazado contra su cuerpo por instinto, sin despertarse, y yo movía el rabo por hacer valer mi calor.
            Ahora respira con tranquilidad y descansa de estos días intensos y mudables. Mañana le tocará levantarse a trabajar de vuelta, y aprovechamos así la vuelta de este frío momentámeno para dibujar cualquier primavera futura.

Día 546
(Otra rama transcendente)
            Javi teclea en su pantalla y el árbol se despierta con el aire. Una rama ausente brota desde el tronco y despliega su espiral. Lleva en sí el poso de la muerte y el entendimiento tenaz de su origen.
Tía Asun
Tía
desde que nos dejaste
nunca volví a llorar en los velorios

fue tan cruda tu pérdida
                                    tan temprana
tan mordaz tu lucha contra la enfermedad
que hoy me pregunto cómo podías sonreír
cuando las nauseas de la quimio
te hacían vomitar la vida que se te escapaba

contigo aprendí
que la muerte puede liberarnos
en mi memoria quedó el postulado
de que los que mueren
                                                   no sufren
a pesar de que se pierdan tantas cosas

debo agradecerte la claridad
en la que tu recuerdo permanece intacto
tu muerte colocó cada sentimiento en su lugar
y logró que mi padre abandonara el tabaco
por las flores.

            La vida y la muerte no se oponen, se respetan. No son adversarias, sino aliadas inasibles. Javi reconoce en ellas una vieja igualdad, y es que por ellas la libertad se convirtió en posible.

SEMANA 78
Día 547
(La controversia inexistente)
            El cozarón no se divide, se multiplica. Antes, la razón de nuestra tierra, sus realidades particulares nos asaltaban. Hoy, por vivir al otro lado, por considerarnos habitantes de este ecosistema diferente, las realidades de acá nos asaltan asimismo. Hay una controversia emocional que se resuelve de buen grado hasta ser inexistente. Admitir que nada nos pertenece, salvo que tiempo que tenemos, que la vida cuenta con múltiples sentidos, que depende un cachito de nuestras decisiones por más que nos veamos sometidos a los designios del sistema y quienes lo ciñen. Somos seres del mundo, y no por ello estamos desarraigados. Porque las viejas raíces se riegan con el aprendizaje, y en la búsqueda otras nuevas nacen para asentarse y profundizar.
Javi sufre la distancia, y más cuando la pena alcanza a los suyos. La alegría resulta más cercana, como si no existiera ni el océano y las fronteras sociales. Yo no sufro tanto, pues sólo me importa estar con él. Y así, sobre las baldosas del patio, mientras Javi teclea en la pantalla, huelo sus pensamientos, que establecen un puente positivo. La controversia deja de existir si concebimos el azar y el sueño como el motor de todas las cosas.
Cuántos hubo en el pasado que se marcharon de su tierra porque su tierra estaba en otras manos. Ahora formamos parte de esa historia grande y antigua. La nostalgia ya no podrá abandonarnos, pues estemos donde estemos, acá o allá, echaremos de menos una de las dos orillas. Quizá lo más sentato sea seguir enamorándonos de nuevas orillas. 






Día 548
(Terapia a domicilio)
            Javi ha regresado del trabajo y después de dar juntos un pequeño paseo, se ha marchado de nuevo hasta la noche. Le he seguido en los ojos de algunos compañeros callejeros, hasta un barrio contiguo al nuestro, en cuyo fondo se encontraba el matadero del pueblo. El olor se volvía nítido en mi nariz, en tanto le veía caminar por una calle interminable de tierra y alcanzar un puñado de casas pobres atestadas de humanos, construidas con maderas, escombros y chapas, rodeadas de árboles inmensos y flores. Los cachorros corrían descalzos por las veredas y cualquier balde grande se convertía en pileta improvisada. El calor resultaba insoportable, y los humanos se valían de mangueras, ventiladores, abanicos y bebidas heladas para tildar el sudor de sus frentes.
 Javi ha entrado en una casa humilde tras llamar dando palmas. Ha estado charlando con una humana compañera de trabajo y después con su cachorro grande. La semana próxima va a iniciar una terapia positiva y domiciliaria con los dos, y parece necesario conocer dónde y cómo viven, saber en lo posible la realidad de sus vidas, sus carencias y potencias, sus virtudes y sus fallas.
Esta villa pertenece a los inmigrantes paraguayos. Se nota por las telas colgadas entre los árboles y porque toman infusiones de fruta con la pajita metálica, y por la tonada que esconde el guaraní. Los pensamientos de Javi me revelaban diferencias obvias. Javi se ha ido con el cachorro a jugar con sus amigos a un potero de tierra situado entre varias casas.
Siempre se arma el juego al caer el sol y ahora las humanas lindas y morenas se acercan a mirar con las camisetas subidas para mostrar sus ombligos somnolientos. 

Día 549
(Exhibición de zooterapia)
            Estoy dentro de los ojos de Javi. Cada vez que esto sucede siento los latidos de su corazón y el ritmo que marca sobre mi presencia. Un grupo de humanos jóvenes están sentados a su alrededor formando un gran círculo, y entre ellos algunos humanos especiales que aguardan su momento.
            Han ido de visita al hogar a ver cómo trabaja Javi con los humanos especiales, y a encontrar, esto es seguro, sus nacientes vocaciones por asumir. Javi sujeta a Pedro con la cadena y les habla de la importancia de derrochar y tranmitir energía positiva, de ser terminantemente pacientes, de priorizar el bienestar de los humanos especiales al trabajo, explicando los inumerables beneficios de la terapia asistida con animales.
            Los humanos jóvenes escuchan y luego asisten a los diferentes ejercicios de coordinación y clarificación emocional, que Javi desarrolla cada día con los humanos especiales fortaleciendo su vínculo afectivo.
            Las sonrisas afloran a los rostros, seguidos de algunos aplausos. Los ojos brillan enseguida, encendidos en el aire. Los humanos especiales consiguen alzar la alegría porque son viento y certeza. Tienen algo en común con los perros, por ello se entienden con profundidad. Ambos necesitamos cuidados por parte de la sociedad humana, y respondemos positivamente a los estímulos placenteros, al alimento, a las caricias y a las palabras resplandecientes.


Día 560
(Feria anarquista)
            Javi se ha marchado hoy a la gran ciudad. Lo he sabido en cuando salió de casa y distinguí, entre otros aromas, el olor de sus pensamientos y su trayectoria. Nuevamente el viaje hasta los altos edificios, para tomar el tren subterráneo y llegar a un lugar desconocido, apenas a unas cuadras de una inmensa avenida.
            Se trataba de una feria ubicada en unos aparcamientos contiguos a un parque. Al principio Javi se ha dedicado a recorrer los puestos de libros y artesanías, y después ha comprado para almorzar unas empanadas de choclo a una humana vieja que tenía el pelo blanco y llevaba puesto un vestido de colores transparentes. Más tarde se ha sentado con otros humanos a escuchar algunas charlas y debates. Ha participado como los demás y al verde de sus ojos se ha añadido el brillo de la ilusión. Ha intercambiado teléfonos y correos con varios humanos y humanas con los que ha simpatizado enseguida.
            Al final del día  ha regresado a casa cargado de alegrías y sospechas. Y ahora, sentado en la puerta, contempla las estrellas distantes y les cuenta lo vivido. Siente, como muchos de los que integraban la feria, que la ideología libertaria, es lo único que puede salvar al mundo del desastre . No es necesaría una autoridad ni unas reglas sancionadoras para vivir en comunidad y obrar el equilibrio; sí, la solidaridad de los pueblos y unos valores humanos universales. La igualdad y la libertad serían posibles en un mundo en el que la ignorancia no existiera y el respeto sustituyera a todas las policías, en el que todos trabajaramos unas horas para la colectividad que nos asuma y otras para tocar nuestros sueños con los dedos. 

Día 561
(Día de pileta)
            A media mañana han llamado a la puerta de casa, y Javi ha abierto con una sonrisa en la cara. Al otro lado se encontraba el humano que vivía con nosotros en el sitio de los perros. Ha entrado como un torbellino, hablando sin cesar, abrazando a Javi con fuerza, y apurando su sonrisa. Javi le ha ofrecido un café mientras preparaba su mochila, y antes de que me diera tiempo a asumir la separación, me han llamado para subir a su coche y marchar por la gran carretera hasta otro pueblo situado unos kilómetros hacia el norte. Un universo de árboles, plantas y flores, se extendía cerca del río enorme, y los pajaros y sus silbidos melódicos nos recibían desde las ramas.
            Hemos llegado a la casa de una humana linda que tenía una piscina en medio de un jardín maravilloso. Acá, a las piscinas se las llama piletas, aunque en esta pequeña diferencia cabe su interpretación. El calor del mediodía ha llevado a los humanos a sumergirse y nadar en el agua, y en tanto yo me divertía explorando los mil olores del jardín, ellos jugaban y se reían en el agua como si fueran cachorros.
            Las horas han transcurrido con calma y en esa suerte el calor se ha ido aplacando sobre los árboles. Uno de los humanos, un amigo del humano que vivía con nosotros, una vez que me he acercado a la pileta, me ha empujado, y después de nadar hacia el borde y de sentir el sabor del cloro, he salido para salpicar con fuertes sacudidas la tranquilidad de la tarde ausente y el deseo oculto de Javi y la dueña de la casa.

Día 562
(Doce horas de trabajo)
            Javi se ha marchado a trabajar y ha regresado bien entrada la noche. Su cara cansada anunciaba el esfuerzo sostenido, no sostenible, y ha sorteado levemente el cansancio con cigarros de hierba e infusiones. Se ha tumbado sobre la cama a mirar películas por la pantalla, y yo me he tumbado a sus pies necesitada de contacto no virtual.
            Ahora duerme profundamente y su respiración tranquila dibuja un sueño curativo. Está en lo más alto de un árbol y trata de tocar con sus dedos la luna. Suenan tambores en la lejanía. Y salta desde la copa, pero nunca llega a chocar contra el suelo. 

Día 563
(Primos de sangre)
Javi teclea y la tarde oscurece. Hace mucho calor. Algunas gotas de sudor engordan su frente, en tanto prende un cigarro y toma un trago de jugo fresco. El sonido del ventilador mata los sonidos de la calle. Lleva varias horas así, sintiendo el olor de la sangre en sus dedos; sintiendo su llamada. Sonríe y empieza a ponerle palabras a este olor.

SAMUEL
Primo
viniste a enseñarnos a todos
lo que significa la esperanza en crudo

aprendiste enseguida que el camino es tortuoso
que la dignidad se encuentra siempre
                                                  en el escalón de más arriba

apenas entiendes ahora que en él
hay también manos que te ayudan a subir
                                                                              o a descender

nunca seas tú menos que nadie
lograrás así cualquier cosa que desees
si el esfuerzo convierte tu discapacidad en potencial
y la solidaridad sustenta el desafio

el corazón y la mente
pueden ser un mismo motor rodado
que empuja los pedales de tu bicicleta
obviando cuántos peligros integradores
por esa cuesta maravillosa y extraña
que atraviesa tu mirada limpia
cada vez que te decides a salir con nosotros
                                                                              por la puerta.


PAULA Y LARA
Primas
porque quisistéis nacer al mismo tiempo
tuvisteis que lanzar una moneda
y aguardar que el azar os llamara
                                                    con distinto nombre

fuisteis así
dos gotas idénticas que chocaban
contra la inmensidad de la semejanza

sin embargo se iniciaba en la similitud
esas pequeñas diferencias funcionales
que fueron marcando vuestras caras
vuestros gestos
vuestros actitudes
la verdadera ideosincracia adquirida
que crecía independientemente de las células

recuerdo paula
cuando caminabas pegada a la pared
rascando con tu instinto una tímida solución

tal vez por ello te gustaron siempre los animales
y llegaste a crear un mundo interior sin prejuicios

a ti Lara te recuerdo
saltando sobre las badosas rojas del paseo
porque las blancas te hacían sentir vacía y leve

quizás sólo necesitabas llenar el mundo
                                                  como yo
de colores y palabras esclarecedoras
porque comprendes el gris y la necesidad
y no te acurrucas con las desgracias

sois incomparablemente únicas
y aunque la evolución os lleve
por sendas discordantes
hay algo en lo que continuaríis siendo iguales
ese compromiso de cariño permanente
                                              y la fuerza
con la que tratais de fraternizar vuestros deseos.



ANDREA
Prima
lo bueno de sospechar desde el principio
que la muerte es la última defensa
de quebrar las bases racionales
de absorver la verdad recóndita
es que pudiste despertar a la vez
todos tus sentimientos
                                                                                        los positivos y los negativos
y reconocerlos para el porvenir

cuando el dolor  y el miedo
se controlan
se convierten en guías
atrayendo los sueños transcendentes
que el inconsciente rescata del olvido

una vez te dije
que terminarías siendo del Atleti

me gusta pensar
que fue una especie de profecía
que anuncié igualmente para mí


 ya sabes
que la felicidad se lucha y se sostiene
que ha de compartirse con otros
que no se preserva del ayer
que se añade a todas las posibles

sigue entrenándote para la vida
y nunca dejes de sonreir al juego
ni a la verdad.
  
            Javi prende de vuelta otro pitillo. El árbol de espirales continúa creciendo sobre la pantalla. Anhela el cielo y la luna, estirándo sus ramas entrelazadas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Diario de una perra en Argentina (Semanas 74,75 y 76)



SEMANA 74
Día 519
(Inundaciones)
El pensamiento de Javi me ha traído la realidad, pero también era mi nariz quien me lo advertía. El aire viene cargado de humedad y el viento arrastra diferentes historias humanas. Desde hace varios días las tormentas se han sucedido sin tregua, y ha caído tanta agua que los cauces de los ríos y los embalses no han dado abasto. Encima, ha estado soplando un viento del oeste, desde el océano, con tal intensidad que ha producido un extraño fenómeno climático no inusual pero sí esporádico. El río enorme, en vez de evacuar el agua caída, era invadido en su desagüe por una marea oceánica consecuencia del viento mencionado, colmándose de agua dulce por un extremo y de agua salada por el otro.
Nunca imaginé los efectos catastróficos de un río que deja de pronto de fluir y acumula el agua de su seno. El río Luján, nudo entre el río Paraná, el Uruguay y el Río de la Plata se ha desbordado por innumerables segmentos, anegando decenas de pueblos, ciudades, campos y polígonos. La mayoría de los countries: los barrios de los ricos, situados en las zonas más altas y protegidos debidamente por enormes taludes de tierra, se han salvado, pero los barrios pobres y las villas, sin ningún tipo de protección ni contención, ubicados en los lugares de mayor riesgo, a veces sospechosamente permitidos allá y no en otros sitios aparentemente semejantes pero más seguros, se han visto literalmente arrasados por el agua. Miles de personas lo han perdido todo, y resignados aguardan a que el nivel baje para rescatar lo insalvable. Los saqueos, la falta de medios y escusas por parte de las autoridades, que se responsabilizan unas a otras por haberle ganado terreno al río durante años, enriqueciéndose todos, han provocado una corriente de indignación sin precedentes. Los humanos afectados han creado una plataforma que se llama Mibarriobajoelagua, y pretenden exigir que se tomen una serie de medidas para mitigar en lo posible posibles desastres y para reducir la desigualdad entre clases.
La sudestada, que así se denomina el fenómeno climático, pierde fuerza y el río enorme empieza a descargar con normalidad el agua. No obstante los humanos siguen mirando al cielo pues las lluvias parece que continuará aún unos días más. A nuestro pueblo no ha llegado el agua, por encontrarse sobre unas pequeñas lomadas, pero se ha quedado apenas a un par de kilómetros, sumergiendo algunos barrios humildes. Sin embargo en Tigre, Pilar, Luján o Zarate ha rebasado lo inconcebible, alcanzando las distintas plazas del libertador, en el centro.   
            Veo a Javi llegar del trabajo y quitarse con esfuerzo las botas de agua. El río enorme va cargado con tanta agua que colma primero sus brazos, después los esteros, dehesas y bosques que lo circundan, rebosando canales y lagunas, acequias y arroyos, tierras de cultivo, quintas y barriadas. Se manda luego más adentro, a los desagües de las casas y los inodoros. Es cuando devuelve la mierda que le mandan. Tapa industrias, destruye máquinas e infraestructuras, se hinche de enfado y rabia. Nunca fue tan enorme desde que llegamos, escondiendo en su turbulencia asombrosa puentes, esperanzas y caimanes. Ahora entiendo que un humano desesperado es como un río que deja de fluir, y si se juntan en un nudo la revolución los rebasa.

Día 520
(Juegos sonoros)
            Estoy tumbada sobre las baldosas de la cocina. Hace ya un par de semanas que Javi sacó la manta verde de la habitación. El calor la había vuelto inútil. Él lee sobre la cama, con el ventilador prendido y próximo a sus pies, y su pensamiento sin querer gira con las espirales del aire, moviendo la bandera de colores de los pueblos indígenas colgada de la viga: Hay que comprar una nueva pantalla tecleadora, continuar irreversiblemente en la ilegalidad, bregar con el amor y desamor a un tiempo, también con sus dulces fuentes, confederar el sueño sin anestesiarlo, regresar algún día a nuestra, seguir esta aventura, filtrar el afecto marchito, protegerlo, vencer a la soledad con solidaridad, con autogestión fortuita, cultivar flores de mandrágora y otras terapias alternativas, mentir y desgastar la suerte, aprender y perder a veces el tiempo.
            De pronto Javi me mira y deja el libro a un lado. Entonces ladra. No es la primera vez que lo hace, pero yo levanto mucho las orejas y le miro fijamente a los ojos. Se baja de la cama y se pone a cuatro patas, volviendo a ladrar y a gruñir. Me acerco a él manteniendo la distancia, gimiendo y moviendo el rabo. Cuando gruñe nuevamente yo ladro de la alegría y adelanto las patas para jugar. Javi me imita y durante algunos minutos el juego se extiende por la habitación y el resto de la casa, acabando revolcados sobre las baldosas, la cama, sonrientes ambos, felices, aullando a la luna, a las estrellas distantes, a las circunstancias y a cualquier porvenir.

Día 521
(Materia íntima)
Todo se trasluce. Tiene una corporeidad transparente y abrumadora. Las situaciones se presentan con una nitidez agradable. Javi se ha convertido en vidente y a la vez en ingeniero de la realidad que nos toca. ¿Qué se puede hacer con lo tangible, con aquello que posee capacidad de desesperarnos, contra lo que nada podemos hacer salvo aguardar el brillo prometedor de los astros?
Únicamente es posible luchar construyendo artesanalmente nuestra propia materia íntima, renovando y conciliando esos pequeños instantes de felicidad que nos preservan. Vivimos en un sueño a la deriva, amparados por nuestros santos, nuestra inteligencia y nuestro instinto, y el recuerdo del cariño de nuestros seres queridos. La distancia no se sufre, es la ausencia. El pequeño goteo de silencios tras las comunicaciones; notar cómo el olvido se hace patente, y con él nuestro desarraigo. Parece como si el océano creciera cada día unos centímetros, como si la línea hemisférica engordara preocupantemente, como si el cielo y la tierra se expandiera hasta hacerse inmensidad, como si el afecto fuera sal y el tiempo la disolviera.
El corazón no obstante lucha, estableciendo distintas acciones. Javi incrementa sus envíos de mensajes, videos, poemas y llamadas, llamadas de auxilio y certeza; pero las respuestas llegan tarde, a contratiempo, sin demasiado color, forzadas o forzosas. Tal vez existe un doble sentido, y Javi también pierde fuelle. Han pasado tantas cosas en estos últimos meses que cuesta definir su huella, desmembrarla, reconocer los propios errores y su raíz etérea. Y es que Javi necesita su tierra, nuestra tierra, más que nada por su gente.



Día 522
(La universidad de la exclusión)
Javi ha bajado hoy de nuevo a la gran ciudad, y yo he ido con él dentro de sus ojos. Después de tomar el vehículo colectivo, de marchar en el tren subterráneo, de caminar por algunas calles luminosas y henchidas de humanos apresurados, hemos llegado a un edificio que no hace mucho tiempo Javi visitó: la facultad de psicología. En él se ha enterado con sorpresa que lo tiene verdaderamente complicado para hacer el examen de nivelación y obtener la homologación tan ansiada. Le piden ahora plata, asistencia obligatoria a un número indeterminado de clases y prácticas que le coinciden con los horarios del trabajo, leer un buen número de libros, lo que quiere decir comprarlos, y aunque por experiencia, todo salvo la asistencia a las clases resulta ya no positivo sino entendible, que se dejen ya de joder y que se vayan con el sistema al carajo.
            La burocracia se impone nuevamente al sentido común y a la solidaridad entre los pueblos y los humanos. Es una enfermedad que cuando parece remitir golpea en forma de metástasis. Ese control es terriblemente nocivo para la libertad, y cuando la libertad es educación y pan, es violento y sombrío.
            Javi ha hablado con algunos humanos y humanas estudiantes, seres amables que tampoco comprendían el juego y que animaban a Javi a seguir los pasos, ayudándole a encontrar los programas de las asignaturas y a prometerle apuntes y chuletas. En la agrupación El Brote le han pasado un listado donde podía hallar los libros necesarios en diferentes librerías de la ciudad a buen precio, por ser usados, aunque han terminando hablando de la exclusión social de aquellas tierras, también en la nuestra es así, que se autodenominan libres.
            Y es que es igual. Si un humano fuera a nuestra tierra a buscar trabajo y a estudiar, por nobles y honestas que fueran sus intenciones, se encontraría con el mismo aparato de filtros y trabas, que no es otra cosa que el poder del estado para sostener la desigualdad. Ah, y si el humano cuenta con el capital suficiente, las puertas se le abrirán, más que quiera destruir con sus manos la tolerancia y la justicia. 

Día 523
(Impronta terrorista)
            Javi juega con el cachorro grande en el patio, y su juego resulta crucial. Gos, Oso y yo, tumbados junto al galpón del fondo, observamos cómo Javi le explica y el cachorro hace. En una botella de gaseosa vacía echa un chorro de aceite de trementina y después añade un puñado de bolitas de papel de aluminio. Luego coloca la tapa, agita la botella, y la coloca de pie sobre el suelo. Javi le obliga a dar entonces unos pasos para atrás. La botella comienza a hincharse de inmediato pues la reacción química provoca gas. Continúa deformándose y creciendo y el cachorro parece divertirse de lo lindo. Las gallinas extrañas y los patos se alejan como si su instinto les avisara de lo que sigue. La botella se convierte en un objeto descomunal que desprende energía, y cuando ya no puede sujetarla, explota, haciéndolo con tal fuerza que sacude los cristales de las ventanas, levanta polvo y piedras del piso y espanta las sombras. El cachorro ríe mientras los vecinos asoman por sus puertas convencidos que ha explotado una garrafa de gas o de nafta y llaman a los bomberos y la policía. Ni la madre del cachorro, ni la humana vieja, ni la que lleva gafas ni el vecino del fondo se encuentran en casa, de ahí que el experimento fuera posible. Gos y Oso se han metido con los gatos debajo de unos hierros, y yo estoy pegada a las piernas de Javi con el corazón latiendo acelerado. Una bandada de pájaros e insectos vuelan en dirección al río enorme formando una columna de huída, y las gallinas extrañas y los patos probablemente estarán unos cuantos días sin poner huevo alguno. Todos los perros del barrio aúllan a la vez desesperados en tanto las primeras sirenas empiezan a oírse en la distancia. 
            -Esta es la impronta terrorista Lisandro,- Dice Javi al ver la cara de preocupación del cachorro. -y ahora deberás asumir tu responsabilidad, sin dejar de sentirte como parte de un pueblo que se defiende del poder opresor.-



Día 524
(Altas nubes)
            El viento nace en el continente helado en un nido de pingüinos, asciende por el océano pacífico hasta rozar esa parte del mundo donde África y Asia se estrechan la mano. Continúa recorriendo el mar mediterráneo hasta atravesar la península ibérica. Allí traza círculos entre las cimas, hace volar las cometas y provoca el tenaz giro de las veletas soñadoras. Luego regresa de nuevo al océano, esta vez el atlántico, y establece en él una curva inter-hemisférica que desprende caos. Crea así olas sublimes, ayuda a los barcos de vela y fastidia la ruta a los cruceros. Llega minutos más tarde a las costas sudamericanas y desciende, absorbiendo el calor de las junglas y de las pampas, lamiendo su diversidad, creando altas nubes que descargan lluvia y silencio en nuestra calle, entre relámpagos que iluminan el recuerdo de toda su trayectoria.
            El viento vuelve al continente helado, al mismo nido de pingüinos, y muere antes de nacer.


Día 525
(Pequeño paraíso)
            Abro los ojos sobre las baldosas frescas de la cocina. Afuera, en el patio, hace calor, aunque como la puerta permanece abierta y sus sonidos me llaman, me dirijo para allá. Oso empieza a perseguirme y yo me dejo jugar. Corro tras él y enseguida le alcanzo. Gos nos mira como si le recordáramos algo, y no sabe que es él a quien recuerda. La humana con gafas tiende la ropa y mastica un cicle y la humana vieja nos interrumpe para tirarnos algunos huesos. Algunos pájaros de colores cantan entre las ramas y el cachorro se ríe dando patadas a un balón. Mientras mordisqueo el hueso el sol me da en el hocico, y es por ello que tiene sabor a luz. Las lagartijas parecen pequeñas estatuas que se agrupan en el museo de tablas. Los gatos lamen sus patas voluptuosamente y los patos y las gallinas consumen la tranquilidad de su búsqueda incesante.
            Sé que Javi está escribiendo en su libreta, pues escucho el filo del lápiz. Y sé también que estará describiendo cualquier pequeño paraíso que alumbre su corazón.  

SEMANA 75
Día 526
(Terapia optimista)
            Los martes, y algunos miércoles también, Javi hace terapia vecinal cuando vuelve del trabajo. A sus pacientes, que eran cuatro, se  han sumado otros tres. De los primeros, la mamá del cachorro grande y el propio cachorro han mejorado muchísimo su relación y las sesiones se espacian. El carnicero lleva cerca de un mes bajando cada día su consumo y su rostro empieza a recuperar el color de la ilusión. La humana vieja se ha ido de viaje al norte para ver a uno de sus hijos. Por ello Javi se prepara para recibir a los nuevos y proponerles su terapia optimista. Durante un mes les dejará hablar y después les ayudará a seguir su propio camino ideológico y emocional. Hay una humana muy joven, embarazada, con los ojos tristes, uno de nuestros vecinos mecánicos, aquejado de los nervios, el alcohol y el cansancio, y una mujer vieja que vive en la esquina de nuestra calle, quien se siente en extremo abandonada y hastiada. Hoy se verán acá, en nuestra casa, pero la vez siguiente, será en las suyas, pues los humanos sólo en su propia casa se muestran realmente como son.
            Identificar y reconocer un problema es importante para hallar la solución, y para establecer un cambio. Es una escalera que se construye peldaño a peldaño, una espiral ascendente que se ciñe de vértigos pero se alza segura.
            Javi no se arruga por la adversidad. El estado le niega el visado que le permitiría legalizar su situación, la universidad el título que lo corroboraría, va sorteando estragos interiores, y asumiendo desafíos, centrándose en su capacidad para trabajar por las personas. Con todas las trabas lo está logrando, sin más interés que aprender de esta experiencia sobre la libertad y el miedo.
            Ahora se escucha que alguien llama a la puerta y Javi no se apresura en abrir. Una humana desconocida sonríe del otro lado. De su mano dos cachorros, con un olor nítido de violencia y necesidad. Javi les sonríe y les invita a pasar. La calle es una burbuja de polvo y miradas curiosas, cuando el viento arrastra intenciones.

Día 527
(La inauguración del chino)
            Nuestro barrio, la Chechela, crece de continuo. Los okupas invaden las tierras baldías y los campos que rodean el pueblo y los countries de los ricos. En esos terrenos construyen casas y sobre las que ya hay se levantan otras. Antes que un parque o un centro cultural , brotan de la colectividad algunos potreros, y detrás las verdulerías, las despensas, los kioscos, que también lo son. A la antigua calle de tierra se le echa escombros y graba, y a la que ya los tenía, los vecinos de la cuadra juntan plata para comprar la capa de alquitrán. Las compañías eléctricas y las telefónicas aparecen enseguida y se disputan los nuevos intereses. Construyen torres, escarban el suelo y se complementan en su carroña. Si hay contratos viene el domicilio postal y un número. Otros negocios surgen entonces. Una chatarrería, un taller mecánico, una panadería, una pollería, nuevos kioscos y despensas, lavanderías e incluso una pequeña escuela para cachorros. Después de mil y un detalles y progresos, en cuya entidad el barrio se conforma, en el que la villa se aferra al pueblo y se transforma, hay algo que sin duda marca un punto de inflexión o de inclusión. Esto es: el supermercado chino.
            Hoy han inaugurado uno en nuestro barrio, en la esquina de la calle Bolivia con el bulevar de 9 de Julio. Javi y yo hemos ido para allí a comprar, luego de que llegara del trabajo. Es curioso, pero en nuestra tierra ocurre un fenómeno semejante, a pesar de que varíe el comercio y los productos, y la realidad consecuente.
            Acá todas las despensas, tiendas y kioscos del barrio, tienen asignado un número sostenible de perros callejeros. Estos deambulan siempre cerca de sus puertas, sin perder su lugar ni la oportunidad, pues otros lo ocuparían. La cuestión es que hoy ha habido una gran batalla por dichos puestos en el supermercado, y mientras Javi compraba junto con otros humanos con más curiosidad que necesidad, en las puertas del nuevo chino de la Chechela, decenas de perros de la calle, venidos de la lluvia y el barro, de quién sabe qué agujeros, enterados por instinto y por nariz, se peleaban por un sitio que frecuentemente habrán de defender con su vida.
            Y es que con este supermercado chino, nuestro barrio ya es un poco más barrio, y sus perros callejeros, recientes de pulgas y garrapatas, dejarán de estar tan flacos. 

Día 528
(Tierras de exilio)
            Javi lee un libro y siente que las palabras le atrapan. Es de un poeta y escritor de la tierra que se encuentra al otro lado del río enorme. Una vez él escribió desde la nuestra sobre el exilio, y decía:
Un viento misionero sacude las persianas

no sé qué jueves trae

no sé qué noche lleva

ni siquiera el dialecto que propone



creo reconocer endechas rotas

trocitos de hurras

y batir de palmas

pero todo se mezcla en un aullido

que también puede ser deleite o salmo



el viento bate franjas de aluminio

llega de no sé dónde a no sé dónde

y en ese rumbo enigma soy apenas

una escala precaria y momentánea



no abro hospitalidad

no ofrezco resistencia

simplemente lo escucho

arrinconado

mientras en el recinto vuelan nombres

papeles y cenizas



después se posarán en su baldosa

en su alegre centímetro

en su lástima

ahora vuelan cómo barriletes

como murciélagos como hojas



lo curioso lo absurdo es que a pesar

de que aguardo mensajes y pregones

de todas las memorias y de todos

los puntos cardinales



lo raro lo increíble es que a pesar

de mi desamparada expectativa



no sé qué dice el viento del exilio.




            Ahora Javi arruga los ojos sobre la página y le responde desde este lado. Los exilios se intercambian y se confunden. El suyo fue sin duda forzoso, y el nuestro forzado. Mientras existan en el mundo humano las guerras, las desigualdades, las injusticias y el paro, los exilios serán una frontera, y los exiliados aquellos que deciden cruzarla. 

Día 529
(El cóndor)
            Javi sigue sin su pantalla y a veces se pone de mal humor. Le agarra una pintura depresiva en la cara, y acumula tantas hojas escritas que podría forrar todas las paredes de la casa.
            Hoy no tenía muchas ganas de levantarse, y lo he notado en el mismo momento en que abría los ojos. Ha empezado a dar vueltas sobre la cama y el aire que fluía desde el ventilador no lograba apaciguar su sensación de vacío. Al final se ha levantado y se ha puesto a componer la cocina y la ropa de la semana. Ha baldeado los suelos, preparado una colada, por aburrimiento más que por otra cosa, aunque después algo ha debido torcerse para bién, y ha hecho tostadas para desayunar con un café.
            En esa suerte, con el sol, el café y las tostadas, en el patio luminoso, sus sentimientos han comenzado a variar de pronto. La sonrisa regresaba de nuevo a su rostro, y para mi alegría, me ha silbado llenándome después de caricias, mimos y cosquillas. Su pensamiento me revelaba con un susurro que hoy se tomaría un descanso en sus correciones y escritos, al igual que con sus preocupaciones. La nostalgia, los sueños, la pantalla, la visa, el título y el vacío deberían esperar o asistir con nosotros a la mañana, a la luz del sol, al olor de las plantas y de los árboles, y al mundo humano circundante, en ocasiones complicado, hoy inesperadamente conciliador.
            Javi se ha marchaba un rato más tarde, regresando al mediodía con un pájaro enorme con las alas extendidas sobre su hombro, un cóndor de la gran cordillera, el mismo que Javi fotografiara una vez. Es el último animal que quedaba por dibujar en ese totem idealista en que se ha convertido su brazo. Representa a la libertad como una sombra que cruza sobre nosotros, y por lo tanto lo inalcanzable.
            Tal vez para sacudirse el último rastro de malestar, por la tarde se ha vuelto a marchar, esta vez hacia el sitio de los perros. Lo he sabido nada más cerrar los ojos y abrirlos dentro de él, cuando apenas llegaba allá en el vehículo colectivo. Su cara expresaba sed de alegría y desmesura, ganas de emborracharse de vida, de bailar, de encontrar una flor clandestina y anónima para envolverla de besos y caricias, y derramar el tiempo como arena, la plata y el sentido, reparando el eco sonoro, el ritmo fundamental, construyendo momentáneamente aquel paraíso perdido, situándolo frente a sí como si contemplara estrellas y galaxias desconocidas.
            No sé si habrá sido así, pero en el cielo del pueblo se alumbra la amanecida y Javi continúa sin venir. 

Día 530
(Fiesta con los humanos especiales)
            Cuando Javi ha regresado por la tarde, ya sabía dónde había pasado el día. Sin dormir se ha ido a la fiesta anual que se celebraba en el centro de humanos especiales. Hoy iban allá todas las familias, por lo que el encuentro resultaba importante. A través de los ojos de Pedro he visto cómo llegaba, cansado y optimista, dispuesto a vivir por segunda vez un evento relamente esclarecedor, pues los humanos especiales rebelan potencialidades ocultas y fallas en presencia de los suyos.
            Los talleres estaban decorados con sus trabajos y dibujos, y había un puesto donde se podían comprar algunas de sus artesanías. Las familias se han agrupado, unas vestidas de rayas y otras de lunares, y ha habido algunos juegos en los que se enfrentaban y competían. Después ha venido la comida, cuyo menú era empanadas diversas y gaseosas. Javi charlaba en cuanto tenía la oportunidad con algunos familiares de los humanos especiales, estableciendo puentes de entendimiento y empatía. El ambiente ha sido distendido y las horas han transcurrido armoniosas.
Al comienzo de la tarde,mientras Javi ayudaba a montar la estructura de un pequeño espectáculo circense, los trabajadores del centro, los humanos especiales y sus familias han pasado dentro del hogar para ver el video que hacía una sinopsis del año. Luego, de vuelta afuera, sentados en bancos, sillas y también sobre el pasto, han asistido a las lindas locuras y acrobacias de un humano divertido que ha hecho reír y gozar a todos. Para finalizar ha habido un sorteo de regalos y una emotiva despedida.
Algunos humanos especiales tardarán en volver a ver a encontrarse con sus seres queridos, y eso estriste. Sus rostros reflejaban una incerditumbre momentánea que pronto se ha diluído con la compañía de las caras de quienes siempre les acompañan.
Javi ha sacado a pasear a Pedro antes de marcharse. En una pared estaban colocados los dibujos que los humanos especiales le dedican a su mascota, y en otra los veintiocho poemas que Javi les ha dedicado a ellos, y que ha sido su regalo para las familias. El bullicio de la mañana se transformaba en tranquilidad, y el viento refrescaba las sombras que el sol fuerte había maniatado.
Ahora un eco semejante resuena en nuestra calle. Acabamos de regresar a casa después de un largo paseo. Javi trae en la mano una pizza para cenar y los vecinos mecánicos le llaman. Está rendido, pero sus ojos brillan cómplices, y como resulta que uno de los vecinos aún no ha podido almorzar, la pizza se comparte y se última. La milonga empieza en la radio, cuando el sol ya rueda sobre los tejados y las copas.  

Día 531
(Buenas noticias)
            La pizza que ayer compartimos fue como una llave. Hoy, cuando los vecinos han visto pasar a Javi por la vereda de la calle, de regreso del trabajo, ansiaban devolverle el gesto, y entre cervezas, ascuas y carne, no ha tenido más remedio que corresponderles.
Ha venido primero a casa para llevarme con él. Se me hacía la boca agua al ver el asado sobre la parrilla. Los pedazos de vacío, la falda, las costillas, los chinchulines, el chorizo y la morcilla se hacían despacio, a la custodia de un humano gordo que poseía sin duda el secreto oportuno. Javi parecía feliz con la invitación y hablaba y se reía con los vecinos. Sus ojos brillaban con una luz prodigiosa. Sin embargo ha sido mi nariz quien me avisaba que había algo más en su brillo, aunque rodeaba como estaba de olores sabrosos no he podido dilucidar su verdad.
Por la noche, saciados ambos de nuestros respectivos apetitos y sentados en la puerta de casa contemplando las estrellas distantes, Javi me ha dicho con el pensamiento las mejores noticias de nuestra tierra. Naquel, mi mejor amigo, el oso blanco, el mastín de la sierra, no va a ser sacrificado. La adversidad se volvió esperanza y parece ser que le aceptaron hace unos días en un refugio y que una familia está dispuesta a adoptarlo, dándole una nueva oportunidad. Me he puesto a correr como loca y a saltar de la alegría mientras Javi se entregaba al llanto del alivio. En su memoria se hallaba el corazón de su primo Israel y el de sus padres. Ninguno de ellos se merecía lo que había pasado, aunque fueran responsables de que Naquel estuviera tan sólo.
Javi me llama ahora a su lado y me acaricia, y envía consciente un saludo a la estrellita que les guarda. Pone un poquito de choclo junto a la vela que encendió a sus santos, y enciende otra, para iluminar otras esencias vivas. Escho en mi mente el aullido de Naquel y le veo dichoso protegiendo un campo interminable, a los pies de una gran montaña nevada.

Día 532
(Primeras ramas)
            Javi continúa luchando, a veces contra sí mismo. Porque en esta aventura existe como en todas, un mundo exterior clasificable y uno interno y desprovisto. El árbol de espirales poco a poco cobra altura, y sus primeras ramas comienzan a entreverse. Javi escribe en su libreta, en tanto fuma, y la sabia alcanza sus dedos, por herencia y adquisición.
Tío Víctor
Tío
hubo un tiempo de mi vida
que tus palabras hacían crecer en mí
                                               sentimientos rebeldes

eras un ángel vestido de negro
que venía susurrando augurios
y verdades anticipadas

me enseñaste a ser el extraño
y a asumir el rol de mi destino
a velar por aquellas fronteras
que nadie defendía

no sé en qué momento ocurrió
pero aquel vínculo poderoso
que fue tu mejor herencia
se fue deshilachando en sus costuras

puede que alguna vez te decepcionara
y que nunca te atrevieras a decírmelo
o quizá la decepción fue mutua
y yo tampoco me atreviera

siempre traté de devolverte aquellos mismos susurros
aunque tu oído los distorsionaba
será que los golpes nos transforman
y que nos llevan a olvidar como fuimos

quiero que sepas
que en esta distancia inasible
en este silencio elegido y natural
nuestro vínculo brilla y se sostiene

y por aquello que acunaste y construiste
soy dichoso
y te siento un revolucionario fiel a su causa.


Tía Maite
Tía
Recuerdo aquel día que subiste
                                                     a la cima de nuestra sierra
jadeante y lúcida
esforzadamente feliz
para descubrir poco después
que estabas embarazada

aquella locura positiva
marcó para siempre tu espíritu

con los años tuviste que superar tantos miedos
que a veces te miro como a un enigma

no te sientas culpable
sino responsable de haberlo logrado

creo que aquel día subiste a la sierra
porque intuías que en un tiempo
tu hijo no podría subir allí
                                                    salvo de tu mano
igual de jadeante y lúcido
y esforzadamente feliz
con el mismo embarazo optimista.


Tía Belén
Por más que una vez cortaras mi oreja
                                                       o tal vez por lo mismo
aprendía a confiar en ti con los ojos cerrados

jamás hallé mejor diván
que la silla de tu peluquería
ni mejor terapia que tu comprensión fértil

como el pelo crece igual que el cariño
tu te afanas en cortarle las puntas
y allá donde ves un trasquilón
lo repasas con la navaja

nuestra relación es firme
porque carece de fijadores y espumas

nunca quisiste cobrarme el amor de tus tijeras
y yo no tendré nunca dinero suficiente
para pagarte esta verdad

mi corazón te quiere
                                                como una hermana
inteligente y buena
y añora que le revuelvas el flequillo
                                                     con los dedos
y que le cuentes
desde el otro lado del espejo
la historia de las canas y de los tintes.

Tío Quique
Tienes una bisagra de juventud
que no consigue aplacar el olvido
y un modo particular de improvisar ternuras
que luego cuelas por la escuadra

tu alma es de delantero centro
pero tu pensamiento es de quien
                                                          distribuye los pases
y siempre que logras desmarcarte en el área
el público se cristaliza por la espera

porque aprendiste que en la vida
hay cosas mejores
que marcar el gol de la victoria
que el partido va más allá
                                     del tiempo de descuento

porque confiar en el equipo
es el mejor de los resultados.

            El viento que suena tras las ventanas mueve suavemente las ramas del árbol. Javi sonríe, pensando todo lo que en ellas ha visto crecer.

SEMANA 76
Día 533
(El sueño y el resplandor)
            Javi se mueve soñando, y como yo puedo oler lo que sueña, se que está en una tierra extraña, que es la nuestra y también otra. La sierra de nuestro pueblo de allá se abraza a las cimas que conocimos de este lado, y junto con los robles, encinas y pinos, se alzan cardones, algarrobos, quebrachos y ombúes. El suelo negro se divide rodeado de estratos multicolores. Al alcaudón, al jilguero y al buitre, se les unen el cóndor, la cuchicha y el tero, e incluso los distintos cielos se concilian y yuxtaponen con la forma de las nubes y la inclinación del sol. Javi monta a caballo y vuela sobre su lomo. Yo le sigo corriendo por quebradas y valles, ladeando montañas y cerros, tomando senderos conocidos y desconocidos. Naquel asímismo nos acompaña, al igual que Noa. Una casa que es el futuro asoma sobre las copas de los árboles, junto a un capilar de arroyos. Una chimenea de piedra en el tejado deja ver una flaca columna de humo. Se distingue una luz encendida en la ventana, y la puerta se abre.
            El corazón de Javi se cuela en ambas realidades, las mezcla en su balde de espectativas. El viento sopla frío y las sombras del atardecer se preparan.
            Javi se mueve sobre la cama, soñando, sin saber lo que estos sueños significan, si son augurio o deseo, cuando por la puerta , resplandeciendo, salen todas las estrellas distantes de los dos firmamentos.

Día 534
(La abuela Antonia se enferma)
            El sonido de un motor me avisa y me aparto hacia la vereda. La villa es un escándalo de niños y perros callejeros. Caminamos de vuelta a casa, pues Javi ha de hablar con los suyos. Como la pantalla tecleadora murió definitivamente hace unos días, al llegar, busca señal en el patio, se sienta en un bordillo de cemento y llama con su teléfono móvil. En esta espera, sus ojos siempre se iluminan, pero hoy, después de quebrar la distancia con la tecnología, de reconocer los rostros y las voces y de expresar las cuestiones presentes y futuras, su mirada parece languidecer.
            Será que la llamada ha sido corta y grave, y el tono nervioso y definitivo. Su pensamiento ahora me lo anuncia, y es que la abuela Antonia se puso enferma hace unos días y estuvo internada en el hospital de humanos.
            La abuela Antonia tiene el corazón muy débil. Hace unos cuantos años le pusieron una válvula, pues no podía impulsar la sangre de su cuerpo y se ahogaba. En la familia de Javi los corazones son vulnerables. No por falta de fuerza, sino porque viven la vida con intensidad y adolecen su desgaste. La medicina humana es así de extraña y artificial, mantiene la esperanza bajo palio y lucha contra la muerte con un ingenio absurdo, en el que la vejez se distiende como una enfermedad.
            Javi se ha quedado preocupado y piensa en ella, en su rostro fatigado, hastiado por la reciente pérdida del abuelo Víctor, su compañero, combatiendo contra el tiempo y la apatía. La abuela Antonia es la única raíz del árbol que aún le queda con vida. Javi quisiera decirle que la entiende, y tenerla entre sus brazos para acariciar sus mejillas, pero no es solamente los kilómetros los que nos separan. Daría todo por volver a verla, y Javi se siente con acierto un egoísta.  

Día 535
(Sumideros)
            La tormenta se abalanza sobre el pueblo. La primavera prepara de este modo su fiesta de despedida. Viene desde el sur, rotando por la costa. La lluvia empieza justo cuando Javi regresa del trabajo. El agua anega con rapidez las calles de tierra, pues cae con intensidad desmesurada, y las goteras se extienden por el techo de la casa después de atravesar las chapas del tejado. El viento se cuela con la humedad por las rendijas de las puertas y las ventanas. El mundo respira y clama del otro lado, pero Javi escribe en su libreta y fuma incansable, y yo dormito sobre las baldosas, molesta por una mosca que me ronda.
            Pronto la calle se convierte en un arroyo. Lo percibo sobre la piel. Los arroyos en ríos, y los ríos en mares provisionales, donde los peces de agua dulce y salada se encuentran ideando nuevas especies híbridas con mejor resultado evolutivo. Los sumideros no dan abasto, y como los sentimientos humanos, se desbordan sobre los campos y caminos.
            El cielo es una amenaza que promete remitir. Los sumideros se llenan de hojas y basura, de plásticos, estragos y frustraciones. Alguien debería haberlos limpiado para que los sentimientos no se trabaran. Sin embargo los truenos acallan los pensamientos de Javi al igual que los míos, y en ese mismo instante, haciéndome la dormida, resurjo con las fauces abiertas para atrapar la maldita mosca.

Día 536
(Mercado libre)
            La canción de las pequeñas cosas brilla hoy en los ojos de Javi. Está sentado en la mesa de una cafetería, en una avenida enorme de la gran ciudad. Le veo a través del cristal y de la mirada de un compañero callejero que le ha estado siguiendo desde la boca del tren subterráneo.
            Un humano llega ahora a su mesa y le da la mano, sentándose con él. Enseguida sonríen y empiezan hablar como si se conocieran, o a pesar de que acaban de conocerse. El humano saca de una bolsa una pantalla tecleadora y Javi la revisa y la enciende. Poco después le entrega un sobre con plata y se vuelven a estrechar la mano. Cientos de humanos hormiguean a su alrededor, en la cafetería, por las veredas de la enorme avenida, ajenos al trato. Los sonidos de la ciudad parecen suspendidos en el aire, gastando los altos edificios y pintando las nubes de humanidad. El humano y Javi se despiden, y Javi sale de la cafetería para caminar de vuelta por la avenida hacia la boca de metro. Yo le sigo, es decir, mi compañero. Hay algunos humanos que tratan de retenerle para venderle sus maravillas únicas, sin embargo Javi acaba de comprar su mayor tesoro, y no se para ni un momento a escuchar otra cosa.
            El compañero callejero es su sombra, pues yo soy luz dentro de él. Por ello su pensamiento me revela lo que ocurre. Existe un mercado humano que se maneja en las redes invisibles, tras los teclados y pantallas, más solidario, cuyos precios son más razonables que en el otro, tal vez porque la compra-venta se cierra directamente entre el que compra y el que vende, porque es necesario un salto de fe, de confianza mutua entre el que entrega y el que recibe, y en el cual la gratitud se premia con una puntuación de diez sobre diez. Si cualquier humano no da uso a alguna de sus herramientas, la puede vender o intercambiar por aquí, y si algún otro ansía esta herramienta, pero no tiene con qué comprarla, puede hallar el modo. El mercado verdaderamente libre puede acabar con todos los círculos viciosos y los filtros de la legalidad. Hay mercados que adeudan y que generan desigualdad. Éste es sin duda esperanzador, no perfecto, más tolerante.
            Javi desciende las escaleras hacia el tren subterráneo y le tengo que dejar ahí. Sé que viene de camino a casa y que nada podría entretenerle. En unas horas nuestra casa se llenará con el sonido de la nueva pantalla tecleadora. La canción de las pequeñas cosas es sublime, y siempre trata sobre la más mínima felicidad.

Día 537
(Cuando el corazón se detiene sin remedio)
            Suena un mensaje en el teléfono móvil de Javi y se despierta. Alarga el brazo para leerlo y el dolor amanece en nuestra casa. Javi llora con el teléfono en la mano un llanto silencioso, sin rabia ni frustración, matizado de impotencia y locura. No hay palabras para describir sus ojos, ni el olor de sus sentimientos. Lo que ha leído resulta ineludible y atroz, y así no hay modo de vivir ni reír ni de hacer nada más que odiar la vida y sus golpes.
            Nunca antes Javi había sufrido la distancia tanto. Su corazón se detiene sin remedio, tratando de encontrar una raíz empática tan inexistente como inútil.

Día 538
(Los Gipsy Kings)
            Javi se ha ido a trabajar muy temprano. Apenas ha podido dormir, pensando en el mensaje que ayer anunció un dolor irreparable, escribiendo versos absurdos que ha terminado quemando sobre un plato y tratando de hallar cualquier magia positiva que le salvara y que pudiera enviar a sus amigos.
            Ha regresado a la tarde, con los ojos tristes, y después de nuestro paseo por el barrio, ha preparado algo de comer, se ha cambiado y nos hemos marchado para el centro del pueblo. En uno de los parques había montada una feria con puestos de comida y artesanía, y algunas bandas amenizaban con su música el ambiente humano multitudinario.
            Enseguida he entendido que Javi se obligaba a salir y respirar. Ayer no tenía fuerzas ni ganas de hacer nada. Su pensamiento revelaba que no iría a la boda boliviana a la que una de sus compañeras de trabajo le había invitado. Simplemente se quedó en casa y permitió que las horas le envolvieran guardando la inquietud y la angustia. Hoy busca acompañarse, suplicar al tiempo una tregua, encontrar una forma nueva de sonreír contemplando las bombillas de colores y el brillo de las estrellas distantes sobre los tejados y las copas de los árboles. No puede dejar de pensar en David y Elenita. Ella es una de las estrellas distantes, él un sol compañero al que quiere por amarla tanto a ella. Hace un tiempo decidieron regalarle al mundo su semilla y Elenita quedó embarazada. Unos días atrás todo se dispuso, ella dio a luz, y un niño vino a poner a prueba su amor y su humanidad. Su Pequeño corazón tuvo un fallo y ya quería regresar al otro lado. No hubo forma de convencerle, y la ciencia lo sostiene con arrullos. Mientras, ellos aprenden, desesperados, con una valentía irracional, con un cariño inexpugnable, creciente y decidido. Javi los imagina acunando un sueño inconcebible, aprendiendo la lección mas dura de sus vidas, compartiendo con su hijo los primeros y últimos momentos de su existencia, padeciendo pero sonriéndole, entregándole en lo posible toda la ternura y entendimiento que atesoran, que fluye en ellos, y que le hubieran entregado con los años. Por como son, porque los conoce, Javi sabe que no se separarán de él ni un instante, que serían capaces de quebrar los moldes del universo, sus leyes y esencias, por tenerle entre sus brazos, por tocarle, hablarle y besarle, aunque sus propios corazones y sus mentes se rompan ahora en mil pedazos.
            Los humanos destilan alegría en medio de la fiesta y Javi y yo nos acercamos al escenario. Inexplicablemente empieza a sonar una canción que Javi reconoce y que logra que sus ojos se humedezcan de inmediato. Su pensamiento me dice que se trata de una versión de un grupo que le entusiasma, que nos traslada en un segundo a nuestra tierra. Los acordes y las palabras de los Gipsy Kings acarician nuestros oídos, y en tanto asumimos la realidad humana que nos rodea, Javi cierra los ojos y piensa en sus amigos, como si entendiera que la música esconde algo, que es la única forma de acabar con los miles del kilómetros que nos separan, con el océano y los hemisferios y las elecciones, para abrazarles, hablarles y besarles, y estar a su lado, lo más cerca y más profundo de sus corazones maravillosos.        

Día 539
(Una estrella más)
            Javi despierta con un nuevo mensaje. El niño ha muerto. Y en el alba de nuestro barrio, con todo respeto, brilla una estrella más.